|  | 15  Si può dire perciò che la burla del Gaia minacciava di farsi importantissima, perchè subito 
              all'inizio falsava l'aspetto del mondo. E quando Mario dovette ricredersi, se la prese in una favola 
              proprio col critico ch'egli aveva creato, e l'unico critico ch'egli avesse amato. Ad un passerotto 
              famelico avvenne di trovare un giorno molte briciole di pane. Credette di doverle alla generosità 
              del più grosso animale che avesse mai visto, un pesante bove che pascolava su un campo vicino. 
              Poi il bove fu macellato, il pane sparì, e il passerotto pianse il suo benefattore. 
              Vero esempio d'odio tale favola. Far di se stesso una bestia cieca e sciocca come quel 
              passerotto pur di poter fare una grossissima bestia anche del critico. 
              Tanto grande riteneva Mario il suo successo che prese una decisione che pur doveva 
              attenuare l'effetto della burla. Per il momento non bisognava dire a nessuno della buona fortuna 
              toccatagli. Quando il suo libro fosse stato pubblicato in tedesco, la meraviglia in città e in tutta la 
              nazione sarebbe stata maggiore se inaspettata. A lui che aveva atteso il successo per tanti anni, non 
              doveva essere grave di restarne privo qualche tempo ancora. 
              Il fratello, già coricato, cominciò con l'enunciare un dubbio sulla verità della comunicazione 
              del Gaia, ma così, quasi macchinalmente, quel dubbio da cui si è colti ad ogni notizia sorprendente. 
              Però subito, volonteroso, lo eliminò persino dall'intimo dell'animo suo, visto che poteva diminuire 
              la gioia del fratello. Non conosceva il Gaia e perciò quel dubbio mancava di ogni base. Di sotto al 
              berretto da notte, i suoi occhi vividi partecipavano a tanta gioia. Le cose nuove lo turbavano e non 
              pensava gli dessero salute, ma la gioia di Mario doveva essere anche la sua. Intera, quantunque, 
              quando Mario parlò della loro futura ricchezza, egli non ne vide l'importanza. Più caldo di così il 
              suo letto non sarebbe stato, e sarebbero aumentate le tentazioni dei cibi più ricchi che 
          minacciavano la sua salute.   |  | 15Se podría decir por lo tanto que la burla de Gaia tomó una envergedura amenazadora, porque desde el prinzipio falsificaba el aspecto del mundo y cuanod Mario tuvo que cambiar de opinión la metió en una fábula junto con el crítico que el mismo había creado y que era el único crítico que él jamás había amado. Un gorrión hambriento le ocurrió un día de encontrar muchos pedazos de pan. Creía que esto provenía de la generosidad del más grande animal que había visto jamás, un buey pesado que pacía en un campo vecino. Después se mató el buey y el pan desapareció. El gorrión lloraba por su bienhechor. Era un real ejemplo de odio esto. Hacer de si mismo una bestia ciega y tonta como aquél gorrión solo para convertir el critíco también en una bestia muy grosera también el crítico. Tan grande estimó Mario su éxito que tomó una decisión que iba a atenuar el efecto de la burla. Por el momento no hacía falta de racontar a alguién la suerte que le había tocado. Si su libro hubiese estado publicado en alemán, el asombro en la ciudad y en toda la nación sería más grande si fuese inesperado. A él, que había esperado el éxito por tantos años, no era grave de estar desprovisto de él poco tiempo más. El hermanos, que ya se había acostado, comenzó a expresar sus dudas en cuanto se refiere a la verdad de la comunicación con el Gaia, pero así, casi automáticamente, como uno duda siempre cuando se entera de una noticia sorprendente. Pero dentro de poco, de buena gana, la eliminó hasta de lo más íntimo de su ánimo, porque disminuía la felicidad del hermano. Él no conocía el Gaia y por lo tanto esta duda era completamente infundada. Debajo de su gorra de dormir sus ojos vivos participaban en toda esta alegría. Las cosas nuevas le turbaron y no pensaba que esto convendría a su salud, pero la alegría de Mario tenía que ser también la de él. Pero cuando Mario le habló de su futura richeza él no vió enteramente la importancia. Mas caliente que estaba, ahora en su lecho, no estaría y  la tentación de la alimentación  más rica aumentaría y amenazaría su salud.
 
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