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Un hombre rico amaba tanto los pajaritos que reservó un largo areal para ellos donde era prohibido cazarlos y incluso asustarlos. Costruyó para ellos buenos refugios calientes para el largo invierno, provisto abundantemente con alimento. Después de un cierto tiempo anidaron en este grande areal una cantidad de pájaros rapaces, gatos e incluso roedores que agredieron los pajaritos. El rico señor lloró, pero no se curó de su bondad, que es una enfermedad incurable y él, que quería nutrir los pajaritos no sabía como negar el alimento a los falcones y todos los otros animales. Y en este parodía de la bondad humana, tan derisoria, pensaba también Mario, sonrojiendo y riendo. Se decía a si mismo que la bondad humana solo logra a extender la vida en un determinado lugar y que después la sangre corre abundantemente. Los días de Mario eran por lo tanto siempre felices. Se podría incluso pensar que todo su tristeza se iba a las fábulas amargas y que por lo tanto no llegaba a su cara para oscurecerla. Pero parece que tanta satisfacción no le acompañaba en sus noches y en el sueño. Giulio, su hermano, dormía en una habitación al lado de la de él. Este solía roncar felizmente en la digestión, que puede estar enferma en las que padecen gota, pero en cuanto se refiere a él funcionaba perfectamente. Pero cuando no dormía sonidos raros llegaron del cuarto de Mario a sus oídos: Profundos suspiros que provenían de dolores y también critos agudos de protesta. Agudos eran estos sonidos en la noche y no parecían porvenir de este hombre feliz que se veía a la luz del día. Mario no se acordó de sus sueños y satisfecho del sueño profundo creía estar por lo menos tan feliz en su cama como lo era en el sueño. Cuanod Giulio, sin pensarselo bien, le contó su manera strana de dormir, él creía que no se trataba de otra cosa que una manera nueva de roncar. Sin embargo, tomando en cuenta la constancia del fenómeno es cierto que estos sueños y estos critos revelaron de manera sincera, en el sueño, un alma torturado. Se podría creer que se trataba de una fenómeno que contradecía la teoría moderna y perfecta del sueño según la cual en el sueño siempre hay la felicidad del sueño que consiste en el deseo satisfecho. Pero no se podría decir también que el verdadero sueño del poeta es aquél que vive cuando está despierto y que Mario por lo tanto tenía razón al reír de día y llorar de noche? Pero también hay otra explicación que corrobada por la misma teoria del sueño: Es posible que Mario satisface su deseo al expresar libremente su dolor. En el sueño nocturno podía bajar la máscara pesada que tenía que llevar durante el día para esconder su presunción y proclamar con los suspiros y los critos: Yo merezco más, yo merezco otra cosa. El sueño también podía permitir el desfogue. Por la mañana se levantó el sol y Guilio, perplejo, se enteró que Mario creía haber pasado la noche entera, llena de sollozos, en compañia de una nueva fábula. De vez en cuando completamente sin hacer. Estaba por hacerla desde varias días ya. La guerra había traído al patio la grande novedad, la penuria y el pobre Mario había inventado un método para que durara más tiempo el pan escaso. De vez en cuando aparecía en el patio y despertaba en los gorriones nuevamente la desconfianza. Son animales lentos cuando no volan y para distraer la desconfianza en ellos se necesita mucho tiempo. Su alma es como una libra, de un lado pesa la desconfianza y al otro lado el apetito. Este último siempre crece, pero si la desconfianza renace, no comen. Con un método rígido se podría dejarles morir al lado del pan. Una experiencia triste se si lo piensa bien, pero Mario la convertió en algo de lo que se podía reír envez de llorar. La fábula (un pajarito critando al hombre: "Tu pan sería sabroso si tu no fueras ahí") era alegre lo que también se debía al hecho que durante la guerra los gorriones no enflaquecieron. En las calles de Triest había incluso en esta época bosta en abundancia de la cual podián nutrirse. |
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